COMPOSICION SALUDABLE
La investigación científica sobre la composición del jarabe de ágave y su estrecha relación con la salud apenas está despuntando.
Que el jarabe de ágave posea un alto contenido en fructosa lo vuelve más dulce que otros jarabes que contienen niveles apreciables de otra clase de azúcares. Por ejemplo: la sacarosa en el jarabe de maple, la glucosa en la miel de abeja,… Por lo que una menor cantidad de jarabe de agave se puede utilizar para alcanzar el mismo nivel de dulzura que si se empleara otro jarabe. Lo que conlleva a una disminución en el consumo de calorías.
Bajo la misma premisa, la alta fructosa convierte al jarabe de agave en un alimento de bajo índice glicémico (IG). Este parámetro es una medida de la capacidad de un alimento para elevar la concentración de glucosa en la sangre. Esto quiere decir, que la fructosa se asimila de manera lenta. Además de ser independiente a la producción de insulina, por lo que su consumo moderado es tolerado por personas diabéticas. El IG del jarabe de agave es cuatro veces más bajo que el jarabe de maple. De tres a siete veces menor que la miel de abeja (dependiendo del origen botánico de la miel). Diversos estudios han demostrado que una dieta rica en alimentos de bajo índice glicémico podría proteger a las personas de desarrollar obesidad y distintos tipos de cáncer (de colon y mama, principalmente).