Propiedades de la echinácea
Aparato respiratorio
Gracias a sus propiedades antivirales, sirve para el tratamiento de variadas enfermedades respiratorias y puede usarse como un preventivo para tales dolencias, sobre todo en niños, personas mayores, con sistema inmunitario débil, enfermos, etc.
Ayuda a tratar la gripe y el resfrío; los problemas de garganta (como faringitis o anginas); la bronquitis; la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la influenza, las alergias, la fiebre del heno y la sinusitis.
Infecciones corporales o estados de debilitamiento
Esto se debe a que la equinácea es un gran estimulante del sistema inmunitario. Es un buen tratamiento en las enfermedades infecciosas, cuando el organismo no cuenta con muchas defensas. Entre ellas, podemos destacar:
- El herpes (labial, genital HPV y zoster)
- Las infecciones de la vagina (producidas por microbios u hongos)
- Las infecciones en el sistema urinario, como la cistitis o la uretritis
- Infecciones del oído (sobre todo la otitis)
- Los orzuelos (se produce cuando una bacteria penetra en el folículo piloso de la pestaña)
- Enfermedades de transmisión sexual (SIDA, sífilis y gonorrea)
- Debilidad corporal (como es el caso del síndrome de fatiga crónica, tras una operación o en la convalecencia).
Aparato digestivo
Estimula el apetito, sirve para aumentar las secreciones salivales, ayuda en la digestión y es un remedio eficaz para los que sufren de boca seca.
Inflamaciones de tendones y músculos
La equinácea tiene un gran poder antiinflamatorio, excelente para las lesiones por deporte, accidentes, caídas, golpes, etc. Se usa para la tendinitis y la bursitis.
Otras aplicaciones de la equinácea
Disminuye la fiebre, facilita el proceso expectorante de las flemas, trata la malaria y la difteria, ayuda en las enfermedades del aparato circulatorio (como ser reumatismo o septicemia), reduce las migrañas y es recomendada en los pacientes con un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).